martes, 4 de diciembre de 2012

ARROJA A SU AMANTE POR LA VENTANA PARA QUE NO LES PILLE SU ESPOSA




Trasteando por diferentes webs del mundo, he aprendido una lección en tercera persona: las infidelidades son muy peligrosas. Lo vimos con el sujeto chino que aprovechaba sus trayectos en coche para manosear a una señorita que no era su esposa y ahora tenemos la prueba definitiva. En este caso, además, los que salen mal parados son los dos protagonistas: el marido y la amante.
A un argentino le sorprendió la repentina llegada de su esposa al hogar conyugal mientras él compartía lecho con otra dama. Ofuscado por la inesperada sorpresa, no se le ocurrió otra cosa que agarrar a su amante y lanzarla semidesnuda por la ventana desde un primer piso. La caída no parecía tan peligrosa, dada la altura, pero la joven no tuvo suerte y sufrió fracturas de tibia y clavícula, además de otros traumatismos (los hay que creen que le está bien empleado, por formar parte del engaño).
Incapaz de moverse, la señorita llamó al servicio de emergencias con su teléfono móvil. Los sanitarios que acudieron a socorrerla se encontraron una escena cuanto menos curiosa, la subieron a una ambulancia y avisaron a la policía local. La joven no tuvo más remedio que relatar el suceso ante la autoridad, que fue a buscar al amante desalmado. El hombre, acorralado, claudicó y reconoció su empujón, después de haber argumentado en primera instancia que la chica se había arrojado por la ventana fruto de la desesperación.
A día de hoy, desconozco si la amante puso o no una demanda contra el sujeto, así como si su mujer le puso las maletas en la puerta. Cosas, ambas, que me alegrarían.

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