miércoles, 21 de septiembre de 2011

El corazón de Mabel

Había llegado a Tuanpes hacía tan solo 2 días. Tuanpes se trataba de un pequeño pueblo hogareño. Por desgracia para mi este viaje no se trataba de unas vacaciones, aunque estos dos últimos días me los hubiera tomado como tal. En realidad me encontraba en Tuanpes por motivos de negocio. Trabajo en una pequeña empresa en Madrid que se encarga de vender casas a cualquier persona, en cualquier lugar (siempre que estuviera dentro de España, pues por desgracia todavía no se trata de una empresa internacional). La semana pasada había recibido una llamada un tanto peculiar, de una mujer que me ofrecía su casa para venderla. Como es lógico la dije que estaría encantado de vender su casa, y le comente que un compañero que vivía más o menos cerca se pasaría a ver la calidad de la casa y sus características. Lo que realmente me extraño de esa llamado fue su insistencia en que fuera yo especialmente el que fuera a verla, incluso llego a amenazar con llamar a la competencia. Por ello hoy me encuentro andando por las calles de Tuanpes en vez de estar en un despacho aburrido.  Estaba de camino hacia  la casa y habían pasado más o menos diez minutos desde la última vez que había visto a alguien por la calle. Al fin vi la casa a lo lejos, se trataba de una casa de dos pisos, blanca y muy elegante. Era  la típica casa de revista que cualquier persona desearía poder comprar. Definitivamente sería una venta sencilla y de la cual sacaría una gran comisión. Me acerque al timbre, al cual, le di tres ligeros toques. Espere unos segundos, pero nada, no se oía en el interior ni un ligero ruido. Lo que quería decir que no había nadie. Iba a marcharme de nuevo a la posada cuan note que alguien golpeaba mi espalda.
-          Perdone por molestarle señor, pero usted sabe que esa casa está abandonada ¿Verdad?
Se trataba de un señor muy mayor, que tendría alrededor de 78 o 80 años. Era una persona bastante bajita, con una barba larga, blanca y un peculiar sombrero.
-          ¿Disculpe está seguro que no hay nadie en la casa? Es que hace unos días recibí una llamada de una mujer, que me pidió que viniera a ver la casa yo especialmente para venderla, y me dio esta dirección.
-          ¿De verdad, joven? Esto quiere decir que a lo mejor la leyenda es real.
-          ¿De que leyenda me está hablando usted?
-          Es cierto perdone mi mala educción olvide  que es forastero y no la conoce. Pues bien hace unos años aquí vivía una familia feliz. Esta familia la componían una pareja y su hijito de 7 años. Pues bien, un día el niño enfermo y murió. Y se dice que el marido enloqueció y mató a su mujer a sangre fría. Cuenta la leyenda que la muerte fue tan violenta que la mujer todavía vaga por aquí buscando venganza. Pero por supuesto es tan solo una leyenda.
Mi cuero se había quedado completamente paralizado al haber escuchado aquello. ¿A caso me había hablado un fantasma? Y si era así ¿qué quería de mí? Rápidamente borre esos pensamientos de mi mente, era obvio que el no dormir me estaba empezando a afectar a la cabeza. Me disponía a despedirme del amable viejecito cuando me percate de que ya no estaba. Empezó a parecerme todo muy raro así que decidí irme de ahí lo antes posible.
-          Sabes que es real.
Se trataba de la voz de la mujer con la que no hacía muchos días hable por teléfono. Comencé  a mirar en todas las direcciones posibles. Pero allí no había nadie. Supuse que el ruido del viento había logrado que mi cerebro escuchara una voz, que era lógicamente una vulgar invención.
Me iba a poner en camino a la posada cuando comenzó a llover, obviamente una simple lluvia no iba a detenerme. Pero en apenas unos minutos esa lluvia se convirtió en grandes trozos de granizo. Por ello me dispuse a buscar algún lugar para refugiarme, pero por desgracia allí no había nada más que la casa blanca.
Al ver que la fuerza del granizo aumentaba tome la decisión de entrar en la casa. Me dirigí ala entrada, e intente girar el picaporte, nada, estaba cerrada. Busque alguna ventana u otra puerta por la que entrar. La granizada al igual que su fuerza aumentaba por momentos. En un último y desesperado intento volví a la puerta principal a intentar girar el picaporte con la diferencia de que esta vez se abrió. Mi corazón se encogió debido al miedo que tenía. Aun así me introduje en el interior de la casa. Me encontraba en lo que debía ser el comedor. Este presentaba una gran mesa de madera de roble con 6 sillas alrededor. Un sofá humilde junto a una pequeña mesa. En esa mesa se encontraba un marco de fotos que llamo completamente mi atención. En la foto aparecía una pareja. La mujer de la foto parecía una persona realmente dulce, era hermosa con cabellos largos de un color dorado. Tenía unos ojos grandes y verdes como esmeraldas. Al contrario que el hombre que parecía una persona de carácter fuerte y he de reconocer que presentaba un gran parecido a mí. Su cabello era corto y oscuro y tenía unos ojos negros como la noche.
En ese momento un ruido detrás mío me saco de mis pensamientos. Se trataba de la mujer de la foto. ¡Era bellísima y enigmática! Algo hizo que poco a poco me aproximara más y mas a ella. Cuando tan solo me encontraba a 1 centímetro de su cara, me susurro al oído:
-          Al fin pagaras por lo que me hiciste a mí y a mi hijo.
Después de decirme esto sus labios se aproximaron a los míos. Lo último que recuerdo es frío y oscuridad.


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