jueves, 19 de mayo de 2011

"SE QUE TE CONOZCO" CAPITULO 5


Al fin, sonó el despertador. Había pasado casi toda la noche en vela. Tenía la sensación  de que algo iba a ocurrir y no me dejaba dormir. Tenía una especie de pinchazos en el estómago que me iba subiendo hasta la cabeza; siempre que la tenía ocurría algo a mí o a mi alrededor. Ya, sé lo que estáis pensando, que menuda tontería. No me importa es lo que me sucede y considero que tengo que expresar no solo lo que pasa, sino también lo que siento.
Una vez que me levanté de la cama, fui al baño me lavé la cara con agua bien calentita, y cuando volví a la habitación, empecé a revolver dentro de la mochila. Filosofía, lengua, inglés…
-¡Aquí estás!
Un grito de emoción había salido de mí, al encontrarlo.
Tenía un dibujo de Ángela entre las manos, seguía ahí. Tenía miedo de que hubiera desaparecido, y todo hubiera sido un simple sueño.
Lo guarde, cerré la mochila y me dirigí al armario. Busqué algo que ponerme, pero no había nada que me pareciera aceptable. Era feo u hortera, o pasado de moda, o sencillamente anti ponible. Después de mucho pensar me decanté por un vaquero, con rotos azul oscuro, y un jersey rayado, de rayas blancas, rojas, grises, negras y plateadas.
Una vez vestida, me puse unos playeros negros y rosas que hacía como un año que no me ponía. La primera y última vez que me los puse fue en las fiestas de Valladolid, porque pegaban con la ropa de peñas.
Me puse el abrigo, cogí la mochila y empecé a bajar por las escaleras. Abrí la puerta de la calle y…
<!--[if !supportLists]-->-          <!--[endif]-->Mª Isabel Santos de la Fuente ¿A dónde se cree que va usted, sin desayunar?
La que me llamaba por mi nombre y mis dos apellidos se trataba era de mi madre. Tiene un ligero sobrepeso, por todo lo que nos ha pasado a mi hermano y a mí respecto a la salud. Tiene la cara redonda, los ojos muy oscuros y un poco achinados. Su tez es blanca aunque más morena que la mía y el pelo, oscuro y ondulado. Lo de que digan el nombre y los apellidos es una cosa muy típica de todas las madres cuando están enfadadas.
<!--[if !supportLists]-->-          <!--[endif]-->Mamá no llego a clase; además, me duele el estómago, así que ¡me voy ya!
Salí por la puerta, y me dirigí hacia clase con el ritmo de “el canto del loco” sonando en mi mp4.
Me reuní con Ángela en el cruce de siempre.
       I-       Tía, hoy lo encontraré ¡estoy segura!
A-      Isa, por si acaso, no te hagas muchas ilusiones.
       I-        ¿Yo? ¿Ilusiones? ¡Qué va!
Seguimos por el camino hablando de clases, profesores, exámenes…  hasta encontrarnos con Patricia en la pared tatuada.
P-         Chicas, llego el día.
A-        Sí, llegó el día de morirnos de vergüenza.
I-          Ángela, no seas vergonzosa; seguro que nos lo pasamos  genial y conocemos a un     
            montón de chicos . (Le guiño dos veces el ojo y le doy un codazo.)    
Las tres, riéndonos, nos dirigimos a clase. Hoy iba a ser un día grandioso.
A primera hora nos tocó clase de química con Dolores; fue bastante aburrida, como siempre. La mujer es bastante buena persona, lo que pasa es que no consigue explicar la materia, se le da fatal y eso que se esfuerza.
A segunda, filosofía con Ramón; resumiéndolo, es filosofía.
Y a tercera, ingles con Alonso (el profesor que da más miedo de todo el instituto). Fue una clase bastante terrible como de costumbre.
Pero por suerte, llegó el recreo, cogimos las mochilas y el dibujo de Ángela. A partir de ese momento empezamos a preguntar a todo el mundo que veíamos. Pero las contestaciones de todos eran siempre las mismas.
<!--[if !supportLists]-->-          <!--[endif]-->No lo conozco
<!--[if !supportLists]-->-          <!--[endif]-->Me suena... pero no sé quién es
<!--[if !supportLists]-->-          <!--[endif]-->¡Hala, qué bueno está! ¿Quién es?
<!--[if !supportLists]-->-          <!--[endif]-->¿Ese quién es?
De repente sonó el timbre, y mis esperanzas se fueron con ese sonido. Yo estaba bastante baja de moral. En cambio, Patricia y Ángela  estaban saltando y riéndose de la alegría. Algunos de los chicos a los que preguntamos nos habían preguntado nuestro nombre, incluso nos habían pedido el tuenti. Además, uno de ellos era el amor secreto de Ángela.
      P-     Venga Isa no estés mal
      A-      Eso que sí no nosotras también nos ponemos mal.
     I-         Ya…
     P-        Venga, Isa, ese chico es imposible encontrarlo.
      A-    Además con los chicos tan guapos que hemos conocido no necesitas a ese.
      I-      Sí, necesito encontrarlo. Él es especial.
Cogí el dibujo y empecé a mirarlo... Ese chico era tan perfecto... Aunque claro en mi recuerdo era mucho más perfecto.
<!--[if !supportLists]-->-          <!--[endif]-->¿Por qué no preguntas en secretaría?
Se trataba de Yonathan, un personaje un tanto peculiar. Es delgadito, tiene el pelo castaño y lo lleva de punta. Sus ojos son marrones y tiene una estatura media. Yonathan es mi compañero de clase, de karate y un gran amigo. Aunque hay que reconocer que es un poco cotilla y charlatán.
      I-      ¿Perdona?
     Y-      Os he estado escuchando, si buscáis a ese chico, preguntad en secretaria. Allí guardan
              las fichas de todos los alumnos y, por lo tanto, la clase y curso al que va cada uno.
     I-      Tienes toda la razón. ¡Gracias Yonathan!
     Y-     Tranquila, luego me cuentas quién es, me invitas al kiosco y en paz.
     I-       ¡Serás caradura!
      Y-     Sí… sí… Pero recuérdalo.
Yonathan se sentó en su sitio justo cuando entró Julia, la profesora de lengua. Después de otras dos horas más, acabaron las clases. Las chicas y yo recogimos todas las cosas lo antes posible. Bajamos a secretaría y nos asomamos a la ventanilla. No se veía a nadie.
<!--[if !supportLists]-->-          <!--[endif]-->Perdone, secretaria, por favor.
Se acercó a la ventanilla una señora que tendría alrededor de 34, 35 años. Su pelo era rizado y rojo como el fuego (era un peinado peculiar, pero bonito). Sus ojos eran muy grandes y verdosos. Iba un poco maquillada, llevaba el eyer linner por encima del parpado, Se había puesto colorete rosado y llevaba uno labios rojos. De ropa lo único que se le podía ver era una camisa blanca de la marca Purificación García.
     LS-         Hola chicas, me llamo Lourdes, ¿qué es lo que necesitáis?
     I-            Veníamos, a ver si le podíamos hacer una pregunta, siempre que tenga tiempo,
                    claro.
     LS-          ¡Por supuesto! Preguntad libremente.
Saco el dibujo de la carpeta que llevo en la mano y se lo enseño.
     I-             ¿Le suena de algo este chico?
La secretaria coge el dibujo, lo mira durante unos minutos, y sonríe.
LS-            ¡Sí!

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