El medicamento con esa particular acepción era la clomipaprina que se comercializaba en los años 80 y que les generaba este extraño inconveniente al bostezar.
A veces era un gran inconveniente ya que los hombres aseguraban que tenían que llevar un preservativo todo el tiempo y una mujer pidió que le quitaran la droga porque no podía soportar las “ansias sexuales irresistibles” en el trabajo.
La explicación es que el efecto de la clomipramina sobre la reabsorción de serotonina provocaba un aumento en los niveles del neurotransmisor en el cerebro. El exceso del mismo era el responsable de algunos patrones del cuerpo como los bostezos o la respuesta sexual espontánea.
Puede que a alguien le gustara al fin y al cabo…
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