viernes, 18 de mayo de 2012

¿PORQUE NOS PITAN LOS OIDOS DESPUES DE UN CONCIERTO?




Tras un concierto o una noche en una discoteca, al regresar a la quietud de una casa uno nota un zumbido o pitido constante en los oídos que impide escuchar bien el resto de los sonidos. Es una sensación molesta y que normalmente tarda unas horas en desaparecer. Se debe a una sobreestimulación acústica que hace que una vez haya cesado el ruido se mantenga la actividad en las células encargadas de transformar el sonido en impulsos nerviosos. Es como cuando te da un fogonazo en los ojos, y al cerrarlos sigues viendo la luz. El proceso de audición transcurre de la siguiente manera: las ondas sonoras que llegan a través del aire entran en el canal auditivo
externo y hacen vibrar el tímpano, que transmite las vibraciones a una serie de huesecillos suspendidos en la cavidad del oído medio y cuya función es amplificar los sonidos recogidos por el tímpano. Así, hacen vibrar el líquido que hay dentro de una estructura llamada caracol o cóclea. El interior del conducto coclear está cubierto por unas células con forma de pelitos (cilios) que se mueven con las vibraciones del líquido y transforman las ondas en señales nerviosas. Esos impulsos viajan hasta el cerebro a través del nervio auditivo. Cuando el sonido es muy intenso los huesecillos vibran en exceso y transmiten demasiada energía a la cóclea. Sus células, confundidas, continúan emitiendo descargas eléctricas aun sin la presencia de un sonido real. El oído tiene maneras de protegerse de los ruidos fuertes. Por encima de los 75 decibelios se desencadena un acto reflejo: el nervio facial tensa la cadena de huesecillos. Al aumentar la rigidez consiguen que pase menos energía a la cóclea y protege a las células de posibles daños. Por encima de los 80 decibelios un ruido puede producir daños. En las discotecas el volumen no baja de los 110 decibelios. Si no dejamos pasar un tiempo para que las células se recuperen de la agresión y volvemos a exponerlas a un ruido demasiado intenso, pueden llegar a morir y de esta manera perdemos audición de manera definitiva. Algunas veces los zumbidos y pitidos no desaparecen. Se los denomina como tinnitus o acúfenos. Algunos son muy molestos y se convierten en un auténtico trastorno para la vida diaria.

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