jueves, 24 de mayo de 2012

¿COMO PROTEGEN LAS CREMAS SOLARES?





La radiación solar está compuesta por un 45% de radiación visible, un 50% de radiación infrarroja, ambas inofensivas, y un 5% de ultravioleta, en parte peligrosa. De esta última hay de varios tipos, UVA, UVB y UVC. A la superficie de la Tierra llegan solo las dos primeras. Las C, que son las más energéticas y dañinas, son frenadas por el ozono de la atmósfera. La radiación UVB es la predominante en verano y la principal responsable de las quemaduras solares y del cáncer de piel. Y la UVA penetra en las capas más profundas de la piel, genera radicales libres que la deterioran y envejecen prematuramente. Las cremas protectoras protegen nuestra piel sobre todo de los rayos UVB y no garantizan la misma protección frente a los UVA. Hay dos tipos principales de fotoprotectores que previenen las quemaduras. Unos son los que cubren la piel y bloquean la radiación de una forma física. Se llaman opacificantes y consisten en un material mineral, como dióxido de titanio u óxido de cinc. Los otros son los productos que penetran en la piel donde absorben las radiaciones que alcanzan esa zona. Este segundo tipo son habitualmente compuestos químicos como ácido paraaminobenzoico al 5% (PABA) o sus ésteres en etilalcohol. Hay que aplicarlo generosamente (la dosis efectiva son 2 miligramos/cm2) y de forma uniforme a lo largo de todo el cuerpo. Tardan unos 30 minutos en unirse con firmeza a la piel, por lo que se deben aplicar unos 45 minutos antes de la exposición al sol para evitar que el sudor o el agua los eliminen. En cuanto al el factor de protección solar (FPS), solo hacen referencia a la protección frente a los rayos UVB. La Comisión Europea recomienda un mínimo de 15 y un máximo de 50. Por encima de 50 la diferencia de protección no es muy significativa. Los productos que se anuncian como 'pantalla total' o 'protección total' no corresponden con la realidad porque no existe ninguna crema que proteja completamente frente a la radiación ultravioleta. Por eso es importante no exponerse al sol en verano durante más de 30 minutos. Y evitar hacerlo en las horas centrales del día, es decir, entre las 12 y las 16 horas, que es el horario en el que llega entre el 30% y el 50% de la radiación ultravioleta diaria que recibe la Tierra.

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