martes, 3 de mayo de 2011

capítulo 3


Capítulo 3


Sonaba de fondo la música de Maldita Nerea, aunque yo no me percataba ni de cuál era tan siquiera la canción que sonaba. Estaba más centrada en que el traductor terminar de cargar, y me dijera que significaba aquello.
No podía parar de mirar la pantalla del ordenador ¿Se trataría de una novela? Evidentemente sí, si no,¿ qué otra cosa podría ser?
Esto hizo que perdiera completamente el interés por ese libro tan viejo, solamente había descubierto que le gustaba leer, ¡vaya una cosa! aunque gracias a eso, le conocería, y quién sabe, a lo mejor gracias a eso me casaría con él, compraríamos una casa y…
-          ¡Deja de soñar con príncipes imaginarios!
Alguien acababa de hablar a mi espalda, me giré, y tal y como había imaginado, era Patricia. Llevaba un pantalón vaquero, una camiseta blanca con una niña dibujada, unas botas azules de blanco y su piruleta. Se había echado también un poco de gloss en los labios. Estaba guapísima. Se suponía que había quedado con ella a las 7 para estudiar Filosofía.
           I-           ¿Pero, qué haces tú aquí? Si todavía no son las 7, ¿no?                
P-          Tienes toda la razón, no son las 7, son las 7:15. ¡Anda, que no saber ni la hora!
           I-            ¡Tonterías tuyas! Por cierto, ¿sabes que se llama antes de entrar?
          P-           He llamado a la puerta, pero como siempre andas metida en tus pensamientos…    
                         Claro, que también puede haber sido esa música a todo volumen.
  I-             También, también. Esa música que tengo a todo volumen y te gusta tanto.
Patricia soltó una pequeña carcajada, me dio un golpe en el hombro, dejó la mochila y se sentó en mi cama.
   P-            Bueno, ¿has hecho ya el trabajo de religión?
          I-              ¿Trabajo de religión? ¿Para cuándo?
         P-              Para mañana, claro. Pensé que lo sabías.
         I-               ¡Jobar, y ni lo he empezado!
        P-              A ver, yo te ayudo no te preocupes… Pero,  ¿se puede saber qué llevas haciendo
                          toda la tarde?  ¿Qué pasa, todavía sigues obsesionada con el chico de esta
                          mañana?
        I-                No, tía, lo que pasa es… que me he encontrado un libro súper extraño en la
                          mochila que es de ese chico, y parece viejo, y no se abre, y …
       P-                Isa, qué imaginación tienes, de verdad.
Al ver que Patricia no me creía, mis nervios empezaron a aumentar, y fui a donde estaba mi mochila, la abrí y saqué el libro y se lo di a Patricia. Patricia lo cogió con dos dedos, puso cara de asco y lo tiro al suelo y  después se sacudió las manos.
        P-             ¡Isa, deja de pensar en tonterías, en soñar con cosas imaginarias y olvídate ya de
                         ese chico que no conoces!
         I-              ¡Tienes razón mañana lo buscaré y lo conoceré!
         P-             Pero… ¡Si, yo no he dicho eso!
         I-               Ya, pero es que si fuera por ti, no conoceríamos a nadie.
        P-               Venga, para de decir tonterías ¿Que vas a hacer, preguntar por el por todo el
                          instituto?
       I-                Ojalá, pero no sé su nombre. (Recojo el libro y sonrió). Además, seguro que
                         mañana se presenta para recuperar su libro.
       P-              Si tú lo dices…
Coloqué el libro en el escritorio. Y Patricia y yo comenzamos en serio con mi  trabajo de religión. Había una cosa de la que estaba segura, ya fuera por su parte  o por la mía, el chico de la mirada penetrante y yo nos conoceríamos.

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