miércoles, 25 de julio de 2012

DIARIO DEL GERENTE - CAPITULO 6

Capítulo VI, Descansar quiero

No lo podía creer cuando llamaron para contarme la noticia, pero si esa misma tarde había estado almorzando con el viejito recibiendo como siempre sus excelentes consejos y más tarde me avisan que se encontraba en urgencias de la clínica. Salí rápido abandonando todo, cuando me dijeron que él quería hablar conmigo. Manejé a toda velocidad por la ciudad, con el sólo objetivo de llegar rápidamente a la clínica, de hecho no cuestioné cual era el motivo de querer hablar conmigo estando en un estado de tanto cuidado.

Una vez que llegué a la clínica vi a su nieta destrozada, linda mujer con la que había tenido una pasajera aventura algún tiempo atrás. De hecho ella había sido quien me pidió que contratara al viejito como mi asesor. Ella me contó que el viejito había tenido un infarto, pero los doctores no le habían dicho más. Ella no sabía nada del estado clínico de su abuelo, sólo que repetía mi nombre y pedía hablar conmigo en forma urgente.

El viejito, a quien contraté inicialmente por la aventura que estaba teniendo con su nieta, se había convertido rápidamente en una persona importante en mi vida. Cada vez que lo veía sentía la calidez y el cariño de un abuelo y lo más importante tenía una forma de entender los problemas que me ayudaba a encontrar las soluciones adecuadas. Hasta antes de conocerlo nunca había sentido que una persona era más inteligente o astuta que yo, pero con él fue diferente, desde la primera conversación reconocí a una persona con mucha capacidad y experiencia, sumado a que me conectaba emocionalmente, me sentía algo así como su nieto, lo había transformado en una figura de máximo reconocimiento para mí.

Pregunté a la nieta por qué no habían más familiares y ella me respondió que hace mucho tiempo él se había divorciado y su familia cortó toda comunicación, a excepción de ella quien al crecer lo buscó, quería conocerlo y a partir de ahí habían entablado una relación muy cercana. Lo anterior me llamó la atención y comencé a preguntarle acerca de la vida del viejito, pienso lo hijo de puta que fui, durante todo el tiempo que lo había conocido jamás le pregunté de su vida. Ella me contó que el viejito había sido gerente general de empresas de primer nivel, incluso en el extranjero. A los 50 años se dedicó a ser empresario logrando amasar una gran fortuna y tan sólo 5 años después vendió todo y se retiró del mundo de los negocios. A partir de ese momento y por los siguientes 20 años se había dedicado a viajar alrededor del mundo, especialmente a países pobres y a crear fundaciones con fines sociales.

Muy sorprendido por el relato de la nieta, le pregunté por qué el viejito se había hecho asesor de gerencia, dado que suponía un retiro total del mundo de los negocios. Mayor aún fue la sorpresa cuando ella me respondió que no era asesor de gerencia ni nunca antes lo había sido, sólo que cuando le habló de mí había mostrado mucho interés y le solicitó ayuda para transformase en mi asesor. Escuchar ese relato hizo que se me apretara la garganta, pensé que durante todo este tiempo sólo quería ayudarme y no era un trabajo como yo lo creía, lo cual hizo que mi cariño hacía el viejito creciera enormemente.

Luego llegó el doctor con muy mala cara, me levanté rápidamente y nos dijo que el viejito insistía en hablar conmigo. La nieta le indicó que yo era el hombre por el que tanto preguntaba y le hizo un gesto para que pasáramos, pero el doctor aclaró que el viejito sólo quería hablar conmigo y dada la inestabilidad de su condición era conveniente que entrara sólo una persona.

Cuando entré a la habitación lo vi muy mal, lleno de cables y con todas esas maquinas de monitoreo que no paran de hacer ruidos. Me acerqué a él y me extendió la mano para que se la tomara, pidió que me acercara pues quería que lo escuchara.

Con voz muy cansada dijo que me parezco mucho a él cuando era joven, exitoso, arrogante, brillante, pero que estaba siguiendo el mismo camino que lo llevó a perder su familia, se me apretó la garganta y fruncí el ceño para tratar de controlar el llanto. Me dijo que cambiaría todo el éxito logrado por tener el perdón y cariño de su familia, que si pudiese volver a repetir su vida claramente haría las cosas diferentes y se preocuparía de no perder a los que amó. Me dijo que cuando había oído de mi había querido ayudarme, quería que no cometiera los mismos errores que él cometió, así no perdería a mi familia, segundos después puso su mano en mi mejilla y me dijo que yo aún estaba a tiempo para recuperar a mi esposa, lo cual hizo que todo intento por contener las lagrimas fuesen inútiles y me puse a llorar a su lado, le dije que se recuperaría y me seguiría ayudando, ante lo cual el viejito me dijo que su hora había llegado y que para él su redención sería el que yo lograra cambiar y viviese una vida junto a mi familia. Mi llanto creció aún más y le dije que no podía abandonarme, que lo necesitaba y que aún no estaba listo para seguir sin él y mientras seguía hablando el viejito cerró los ojos y los sonidos de las maquinas indicaron que había muerto.

Luego de unos segundos entraron los enfermeros y me sacaron de la habitación, en el pasillo estaba la nieta que, al verme, se lanzó a mis los brazos y lloró amargamente. Minutos después salió el doctor indicando oficialmente que el viejito había muerto, lo cual hizo que la nieta callera en un llanto desgarrador y sólo pude contenerla con mis abrazos.

Una vez que ambos estuvimos calmados, ella se fue a su casa y yo al hotel, pero a diferencia de otras ocasiones, esta noche tenía una pena muy grande y muchas cosas no paraban de dar vueltas en mi cabeza.

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